Aprendizaje basado en proyectos (ABP)

El Aprendizaje basado en proyectos, ABP, es un paradigma educativo que podría (¿debería?) sustituir al aprendizaje «tradicional».

Hace un par de cursos,  la prensa y los «medios» nos anunciaban a bombo y platillo que una cadena de colegios, privada por supuesto, iba a implantar el ABP como metodología en todas sus clases. Por esa época también recibimos en Investea la solicitud de un curso de ABP para un centro educativo de un país suramericano donde, parece ser, que el nuevo currículo exige este tipo de planteamiento metodológico, últimamente en prensa y televisión se está hablando de esta maravilla . El Aprendizaje basado en proyectos está de moda.

Y, claro, esto me ha llevado a reflexionar sobre qué significa «trabajar por proyectos» o ABP, como se viene llamando, que garantizo que es una de las experiencias más «intensas», «satisfactorias», «estimulantes», por calificarlas de alguna manera, que pueden vivir profesores y alumnos.

Mi experiencia personal

Mi experiencia en este tipo de metodología es muy antigua, pero muy intensa, de los tiempos de la llamada, entonces, «reforma educativa». Tuve la suerte de hacer un «stage», un curso presencial interno, con profesores de la Universidad de París VII, del equipo de A. Giordan, que entonces era una referencia muy importante en los planteamientos educativos que parecían quererse implantar en nuestro país.

Tras ello, durante varios años, mientras estuvo bien visto experimentar, fue la forma normal de trabajo en mis asignaturas, tanto en ESO como en bachillerato y ayudé a muchos compañeros a introducirse en esta metodología mediante cursos, grupos de trabajo, etc. Después, poco a poco, hasta yo fui «entrando por el aro» y los proyectos, aunque siguieron estando presentes en mi docencia, fueron pasando a ser algo complementario, aunque siempre estimulante, casi tanto como al principio.

¿Si el ABP es tan bueno por qué casi nadie lo usa?

La razón es clara: los proyectos no son para aprender «todos» los contenidos, ni por consiguiente para aprobar exámenes. Podrán ser, lo son de hecho, para tener experiencias significativas que nos permitan conseguir competencias, capacidades, o como queramos llamarlas. Vamos, lo que dice la ley pero a nadie le importa.

En los proyectos también se aprenden contenidos pero se aprenden de manera «colateral». Con el ABP es casi imposible dar el temario y menos, examinarse de él, pero resulta que, en nuestro sistema educativo, casi todo el mundo está obsesionado con que se «den» los temarios, no sea que luego suspendan la selectividad y te echen a ti la culpa.

Aprendizaje Basado en ProyectosAsí que si eres de los que tienen que dar el temario, bien porque crees que dar el temario equivale a decir que los alumnos se lo han aprendido, bien porque crees que te obligan a ello, o bien porque la presión del departamento, los padres, etc. realmente te obliga, o por cualquier otra razón, los proyectos no son para ti.

Pero ¡espera!, todavía hay una esperanza. ¿Eres de los que a veces mandan trabajos? Pues por ahí puedes conectar, no te arrepentirás.

Empecemos por lo fácil: Hacer proyectos lleva a implicarse. Casi nada.

Es curioso que la gente no identifique el aprendizaje con «hacer cosas», implicarse en hacer algo, y sí con estudiarse de memoria conocimientos de diferentes disciplinas que raramente se integran suficientemente en nuestros conocimientos y que van a tener dudosa utilidad en nuestro futuro. Ya hemos mencionado, la contradicción entre proyectos y contenidos. Los proyectos son para aprender muchas cosas que incluyen los llamados contenidos pero que van mucho más allá de los contenidos. Los proyectos empujan a la acción, fuera y dentro del aula. Si me paso varias horas recogiendo muestras en el campo y trabajando con ellas en el laboratorio para conseguir que mis alumnos hagan un proyecto de algo de ciencias, es evidente que no voy a poder dar varios días de clase de «explicar». Hay que elegir.

El primer enemigo, el temario

Evidentemente el temario es el gran enemigo del Aprendizaje Basado en Proyectos, ABP. No es muy comprensible que el currículo oficial hable de competencias y luego desarrolle unos temarios extensos que pretenden abarcar todo el conocimiento de las materias. Más bien es absurdo.

Pero lo más gracioso es que en este momento, memorizar contenidos no tiene sentido por culpa de la tecnología ¿Para qué necesito saber de memoria datos que puedo encontrar en Internet a un golpe de clic? Antes una persona con conocimientos era quién era una «enciclopedia andante», ahora es quien tiene la capacidad de resolver cualquier tipo de situaciones. Si quiero ir de viaje a Inglaterra, prefiero un compañero que «se maneje» en inglés a uno que domine las reglas gramaticales pero no tenga unas mínimas habilidades comunicativas.

Lo segundo, dan miedo.

Una segunda razón estriba en la dificultad de empezar con ellos y de llevarlos adelante. Para el profesor no es fácil desarrollar una metodología ABP, en ninguna de sus fases, desde elegir qué proyectos realizar, así como organizar el aula o cómo ayudar a los alumnos, y ya no digamos cómo evaluar. El ABP supone un cambio de paradigma respecto al aula tradicional y, utilizando una frase de Khun al respecto, «Los que trabajan en paradigmas distintos, viven en mundos distintos«.

El profesorado necesitaría de una formación muy específica que no es fácil conseguir. Mirando en Internet acerca de la formación en ABP, casi todo lo que se encuentra se parece a esto que estoy haciendo ahora, reflexionar pero no enseñar. Hace años utilicé una metodología para ayudar al profesorado consistente en que el profesorado actuara como alumno realizando un proyecto en grupo con otros participantes en aquellos cursos. Durante las fases de desarrollo del proyecto, reflexionábamos acerca de sus posibilidades de llevar aquello a nuestras aulas. El éxito de los cursos era evidente, así que pienso que por ahí deberían «ir los tiros» y por ahí va nuestro curso de ABP.

Y ahora lo bueno: ¿Por qué los proyectos son «otra experiencia»?

Hace poco tiempo, me encontré con un antiguo alumno que me estuvo contando que trabajaba para una de estas fundaciones privadas que están interviniendo cada vez más en el sistema educativo y que, desde ella, querían implantar la metodología de proyectos, pero que tenían muchas dificultades y que él recordaba que en toda su carrera, pedagogía incluida, sólo había trabajado de esa forma conmigo. Es uno de los muchos casos de alumnos de aquella época que recuerdan aquellas experiencias como fundamentales en sus vidas.

Aprendizaje Basado en ProyectosY es que es prácticamente imposible que si se plantea un buen proyecto, estimulante, haya alumnos que no participen con entusiasmo. Sólo por eso habría que plantearse en serio esta metodología. ¿Qué alumno de esas edades permanece al margen cuando los demás están haciendo algo interesante y divertido?, sí, también divertido. Con este argumento ya debería ser suficiente: todos los alumnos se implican en los buenos proyectos. Es más, mi experiencia demuestra que esto suele ocurrir incluso en los casos en los que el proyecto sea «flojito», porque, claro, hay proyectos muy bien diseñados que conectan perfectamente con los intereses de los alumnos y otros que no lo son tanto.

Un proyecto no es un trabajo y viceversa

Y aquí es donde debo hacer un inciso, trabajar por proyectos no es que los alumnos hagan un trabajo. De hecho esta confusión está mucho más establecida de lo que pudiera parecer. Un proyecto es implicarse en conseguir hacer o aprender algo que nos interesa, aunque en el ABP, los aprendizajes normalmente se producen por el camino. Hacer una obra de teatro es hacer un proyecto, o hacer un vídeo, una exposición, un catálogo, una investigación, un viaje, etc.

Casi todo lo que sabemos procede de proyectos en los que nos implicamos en algún momento

Si analizamos nuestro propio conocimiento, veremos que de «las cosas que sabemos bien», casi todas proceden de proyectos: dar buenas clases probablemente sea el proyecto más importante en el que nos implicamos los profesores, pero podemos encontrar otros muchos: comprar nuestro primer coche, hacer viajes, practicar deportes, realizar alguna afición, etc. Desde luego que yo lo tengo bien claro, de lo que más he aprendido en esta vida procede de mi implicación en diferentes proyectos, a veces profesionales, otras personales, a veces individuales pero muchas veces colectivos.

Es muy frecuente que un proyecto colectivo acabe siendo personal y viceversa. Los proyectos, además, te obligan a relacionarte con otras personas y aprender de ellas. Hasta en los proyectos más personales terminas estableciendo relaciones con otra gente relacionada con los mismos intereses.

Estamos apunto de empezar un curso sobre ABP

En nuestro programa de cursos para el 2019 presentada al MECD, hemos incluido  un curso de ABP con este planteamiento. Los participantes harán un proyecto como si fueran alumnos (un vídeo, una investigación social…) y reflexionarán sobre lo que están haciendo. Luego, diseñarán su propio proyecto para trasladar esa experiencia al aula para plantear a sus propios alumnos una metodología de proyectos que les sea útil.

Os esperamos para esta buena aventura.

 

 

 

 

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2 Comentarios

  1. Pues a mí me parece que mucha, desde hacer un equipo de algún deporte, preparar una exhibición de gimnasia, preparar una carrera de orientación, una excursión de esquí, etc.

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