Se cuenta que un colega le pidió a Albert Einstein su número de teléfono. Einstein sacó su libreta, lo buscó y se lo dijo. El colega le preguntó extrañado que cómo un genio como él no se sabía su propio número de teléfono. Einstein contestó que para qué iba a esforzarse en recordar algo que podía mirar fácilmente en un cuaderno… En nuestros tiempos, el «cuaderno de notas de Einstein» está en los bolsillos de prácticamente cualquier persona y se llama smartphone o móvil con acceso a internet. Ya casi nadie se molesta en saberse de memoria los números de teléfono de sus amigos, ni qué tiempo está previsto para dentro de tres días, ni el horario de autobuses.
Las implicaciones para la enseñanza de esta inmediata disponibilidad de datos no se han explorado ni explotado lo suficiente y menos en España. De entrada porque en la mayor parte de los centros educativos está prohibido que los alumnos utilicen sus aparatos en clase y, con esta especie de igualdad de derechos entre profesores y alumnos, la mayor parte de los profesores tampoco lo hacen. Conozco una profesora que va siempre a clase con su Ipad, o su Iphone en su defecto, y que los utiliza constantemente para resolver dudas de las que solamente consisten en datos, es decir de diccionario, de ortografía, de fechas, de nombres, etc. Al principio sus alumnos le intentaban recriminar que por qué ella sí podía utilizar el teléfono en clase y ellos no. (A lo mejor en estas actitudes podemos encontrar algunas pistas de por qué España no avanza en los informes Pisa).
Esta profesora utiliza un principio de b-learning. El término b-learning designa un tipo de enseñanza en el que se alternan, se mezclan (blended significa mezclado), las actividades presenciales con las actividades en entorno virtual, como recabar datos. Podríamos considerarlo, simplemente, como un apoyo de nuestra actividad docente mediante el recurso a las nuevas tecnologías TIC. Hasta aquí nada muy diferente a lo que ya hacemos casi todos los profesores: el ya clásico pedir a los alumnos que hagan un powerpoint a partir de sus búsquedas en internet es, en sentido estricto, una actividad de b-learning.
En el extremo contrario, conozco, también, a un profesor que trabaja en una escuela en Colorado, USA. Al principio de curso la escuela ha proporcionado a cada profesor un Macbook y un Ipad. Cada alumno dispone asimismo de su propio Ipad y el centro utiliza los servicios de un LMS virtual (o sea un aula virtual), similar a Moodle o Edmodo para poder implementar b-learning en su práctica, o sea mandar tareas, recoger ejercicios, poner vídeos, materiales, consultas, etc. Por cierto es un profesor de enseñanza infantil, no me imagino qué recursos pondrán allí a disposición de los profesores de secundaria.
¿Tiene ventajas educativas el uso de actividades virtuales?
Bueno, valga toda esta introducción, que más parece una queja continua sobre las limitaciones presupuestarias y de ideas de nuestro sistema educativo, para empezar a proponer algo positivo. Escribíamos anteriormente que blended learnig o b-learning, es un tipo de enseñanza en la que se mezclan actividades presenciales con actividades virtuales y que normalmente requieren el uso de internet. ¿Qué ventajas presenta?
1. En una clase tradicional, el alumno difícilmente recibe una atención individual real. El profesor que deambula por las mesas intentando ayudar a los alumnos que no entienden el ejercicio que acaba de pedir, es un héroe embarcado en una tarea la mayor parte de las veces imposible. Es un Don Quijote luchando contra unos molinos de viento, que en lugar de aspas, presentan en demasiadas ocasiones unas actitudes ante el aprendizaje contra las que no puede luchar: disimulo ante el hecho de que no se entienden cosas, memorización como «panacea» ante los exámenes, desinterés, etc. Si esos mismos ejercicios se plantean desde un LMS (o sea un aula virtual) donde los resultados y actividad del alumno queden registrados, y donde la secuencia presente una lógica constructiva, ya se está rompiendo este esquema de «enseñanza ficción» en el que el alumno hace como que aprende.
2. Hay alumnos muy lentos y alumnos muy rápidos. Los alumnos rápidos avanzan al ritmo de clase, el cual suele ser más lento de lo que debería por culpa de los alumnos lentos, y los alumnos lentos se van quedando cada vez más atrás a pesar de la ralentización del ritmo de clase. Resultado: Ni unos ni otros llegan a adquirir el nivel que podrían. Las soluciones propuestas a este evidente problema han venido siendo políticas y no han solucionado nada. Si somos honestos debemos reconocer que los alumnos de nivel más bajo consiguen el título, o no, sabiendo muy poco y que los alumnos brillantes acaban el bachillerato con graves carencias de conocimiento. Al mismo tiempo y como solución política mezclada con extrañas ideas pedagógicas, a los profesores se nos viene exigiendo que seamos capaces de atender a la diversidad del alumnado en clases de más de treinta alumnos, así, por las buenas. Evidentemente quién dice semejante estupidez, valga la expresión, es siempre alguien que no tiene que hacerlo él mismo y que, por supuesto, no sabría por dónde empezar. Las actividades virtuales permiten que todos, sí todos los alumnos, lleven a término las tareas encomendadas y consigan los objetivos de aprendizaje propuestos, siempre, claro, que se hayan diseñado de forma correcta.
3. Libros de texto, materiales, didácticos, etc. Nosotros somos de los que venimos diciendo que el libro de texto está acabado, tiene menos futuro que las cintas de cassette. Jugó y sigue todavía jugando un importante papel en la incorporación al sistema educativo de la población y en la práctica profesional de innumerables profesores insuficientemente formados, pero sinceramente creemos que ya no vale. La música hoy en día se escucha en el Ipod o en el smartphone.
Si añadimos la creciente repulsa entre los padres a realizar el enorme gasto que suponen cada año… El otro día me comentaba una madre, en paro, que acababa de comprar el material para su hija que empezaba la escuela de tres años y que se había gastado 195 euros!!. Inmediatamente me vino a la cabeza que con ese dinero se habría podido comprar una tablet que, convenientemente cuidada, le hubiera servido para varios años. En cualquier sitio valen eso o menos:
4. Pensemos, además que los materiales didácticos virtuales no se gastan cuando se usan. Además tienen la ventaja de que se pueden actualizar constantemente, incorporando no sólo nuevos conocimientos y recursos visuales, sino además incorporando mejores estrategias didácticas a medida que sean experimentadas en el día adía. Aun pagando anualmente por el acceso a estos materiales, nunca llegarán a costar lo que cuestan los actuales libros de texto.
¿Inconvenientes?
Una de las pocas ventajas que tenemos los españoles es que cuando nos llegan las novedades educativas, si nos llegan, están ya más que probadas en otros lugares, véase si no el ejemplo de USA comentado al principio. Mientras en nuestros centros no existen todavía las suficientes aulas informáticas, en otros países se está dejando de usar para que cada alumno tenga su propio aparato personal. Así que enumeraremos esos argumentos en contra de una efectiva implantación de b-learning en nuestras aulas de forma generalizada:
1.- Los profesores con los que trabajamos en nuestros cursos de formación de profesorado, tienen una queja mayoritaria: no disponen de los medios informáticos de su centro (aulas con ordenadores) casi nunca. Están monopolizadas por el departamento de tecnología y el poco tiempo restante se convierte en una especie de carrera entre profesores por conseguir su uso. Imaginemos que para disponer del encerado de clase hubiera que apuntarse los lunes a primera hora de la mañana…
2.- El deterioro de los aparatos informáticos es un problema permanente. En mis muchos años de experiencia debo decir que raramente he encontrado funcionando al tiempo los 20 o 25 ordenadores de un aula de informática. Cuando los cursos eran de pocos alumnos esto no siempre era un gran problema. Con cursos de 36 alumnos es, sencillamente, inviable plantear ninguna actividad como poner un cuestionario o realizar un examen. En California, parece que el primer año de uso generalizado de Ipad en las clases, el número de pérdidas y de deterioros ha sido tremendo (como en el Congreso de los diputados español…).
3.- Una buena solución es que el b-learning se desarrolle con la parte virtual fuera del centro, vamos que los deberes para casa se realicen «on line». A pesar de en mi experiencia personal y de colegas próximos esto ha funcionado razonablemente bien, sin embargo hemos encontrado problemas de esos que desaniman al profesor más entusiasta: gente que no tiene ordenador ni internet en casa porque no tiene medios económicos, a estos se les suele aconsejar que vayan a una biblioteca pública; peor son los que ni aún así hacen las tareas encomendadas, que en algún caso eran ¡hacer el examen en casa! u luego viene con diferentes disculpas avaladas por los padres, «que se les fue la luz», «que se les estropeó el ordenador», «que habían olvidaddo la contraseña», etc.
4. Los profesores no disponen ni del tiempo necesario ni de la formación adecuada, y nos tememos que tampoco de la motivación necesaria, para preparar la «parte virtual». No existen muchos materiales que de forma parecida a lo que ha venido siendo el libro de texto se puedan incorporar fácilmente a este tipo de enseñanza. Bueno, si existen, lo que pasa es que son de pago y están poco implementados.
En resumen ¿más ventajas o más inconvenientes?
Creo que esto es una pregunta retórica: las ventajas a favor de utilizar un aula virtual, un LMS, que complemente la actividad de las clases presenciales en cualquier nivel educativo son tales que un Ministerio de Educación responsable, formaría a todo el profesorado en su uso y dotaría los centros de recursos propios para que pudieran hacerlo por sí mismos. Pagaría a los profesores que tengan materiales valiosos para que los pusieran a disposición de la colectividad. En fin, utilizaría un poco la lógica y el sentido común.
Mientras tanto en Investea seguiremos apostando por el futuro aportando nuestro «granito de arena», trabajando por ese futuro que ya debería haber llegado: Este trimestre tenemos dos cursos de formación de profesorado sobre el uso de Moodle para el b-learning. Te invitamos a echarles una ojeada. También tenemos interesantes opciones en el mismo enlace.
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