Las preguntas cortas y entre ellas las de múltiple elección son un recurso muy fácil de usar en enseñanza virtual. Utilizadas desde hace mucho tiempo en tests estandarizados, en nuestro sistema educativo no han tenido mucho éxito probablemente porque nunca fueron muy utilizadas. Pero probablemente también porque quedaron bastante desprestigiadas entre el profesorado cuando el modelo educativo fue intentado sustituir por uno derivado de las ideas constructivistas, en la época de la «reforma» y posterior LOGSE.
Como son muy laboriosas de preparar y muy fáciles de copiar en un examen de unos alumnos a otros, no es de extrañar que el profesorado las haya obviado largamente. Y aunque bien es cierto que existen soluciones para que los alumnos no copien, como por ejemplo la de la foto de debajo, correspondiente a unos exámenes de ingreso en una universidad coreana, no creo que aquí se admitieran fácilmente. Yo lo más que me he atrevido, como se ve en la siguiente fotografía, es a mover un poco las torres de los ordenadores.
La llegada de la informática ha propiciado un renacer de este tipo de preguntas, haciendo que se utilicen cada vez. La razón más obvia es su corrección automática, o sea que el profesor no necesita hacer nada. La nota de los exámenes es automática y se obtiene nada más terminarlo, si el profesor así lo desea. La segunda razón, es que una vez conformado un banco de preguntas, se pueden utilizar repetidamente combinándolas de muchas formas, eligiendo las que mejor funcionan, etc. En otras palabras, su manejo se ha convertido en muy sencillo y, como veremos, debido a su automatización, permiten realizar estudios sobre aprendizaje muy interesantes.
Precisamente, un estudio reciente publicado en la revista «Psychological Science» (Wray, 2012), comparó las preguntas de elección múltiple con las de respuesta corta no prefijada. Los alumnos tenían que leer dos ensayos cortos. Se les dividió al azar en dos grupos iguales, la mitad combinaba la lectura con un cuestionario de preguntas de elección múltiple y la otra mitad con preguntas de respuesta corta. Posteriormente, se les pasó un examen con las mismas preguntas anteriores y algunas nuevas relacionadas. Los resultados son muy interesantes: haber practicado contestando a cualquiera de los dos tipos de preguntas mejoraba los resultados del examen. Y aunque el estudio no lo considera un hallazgo, nosotros consideramos que valida un método de enseñanza que nosotros utilizamos en las clases de cada día, que no es otro que interrumpir frecuentemente la explicación para indagar a los alumnos sobre lo que se está explicando, tanto sobre lo que ya conocen o deberían conocer como sobre si han comprendido correctamente lo que se está diciendo.
Pero los resultados encontrados en el citado estudio son los que nos interesan en este momento: los alumnos que habían estudiado contestando a preguntas de elección múltiple conseguían mejores resultados tanto en las preguntas que eran iguales a las estudiadas como en las nuevas. El resultado parece indicar que este tipo de preguntas estimula procesos cognitivos relacionados con la memoria, o sea, que es mejor el aprendizaje basado en la observación y valoración de respuestas plausibles, que el basado en un simple proceso de recuerdo. Este proceso mental, de la memoria, es clave en el aprendizaje.
En Moodle
Moodle tiene la posibilidad de utilizar ambos tipos de preguntas, y varios más, tanto en sus cuestionarios como en las llamadas «lecciones». Como vemos en la imagen, en Moodle 2.5 que es la versión que estamos utilizando, cuando estamos creando una pregunta nueva, la elección se hace fácilmente:
Es interesante comentar que las opciones de «emparejamiento» y de «verdadero/falso», podemos considerarlas como variantes de las de elección múltiple. Nos quedan entonces sólo las de ensayo, y las de respuesta corta como opciones de respuesta libre, por llamarla de alguna manera. Todas ellas, incluyendo las de respuesta corta, como ésta es prefijada, son respuestas que el sistema corrige automáticamente. Las de ensayo son las únicas que tiene que corregir el profesor y poner la nota posteriormente. Son las más parecidas a lo que se viene haciendo en exámenes escritos.
Conclusiones
Con lo que acabamos de ver, parece claro que repetir este experimento es algo que podría estar fácilmente al alcance de cualquier docente que utilice un aula virtual como apoyo de sus clases. La investigación educativa puede estar un poco más al alcance de los docentes no universitarios interesados en ella y siempre escasos de tiempo, máxime cuando el propio Moodle tiene una herramienta que se denomina «análisis de items», que nos permite averiguar qué preguntas «funcionan» bien, es decir, cuáles están midiendo significativamente el aprendizaje. De todas formas, otros diseños de investigación originales pueden ser realizados simplemente obteniendo hojas de cálculo con los resultados.
En todo caso y, como conclusión, quedarnos con el hecho de que diseñar una lección como se hace en Moodle, que exige que el alumno vaya contestando cuestiones cada cierto tiempo, es una buena práctica en todos los casos, y lo es más cuando estas preguntas lo sean de «elección múltiple».